En invierno se juega afuera

¿Por qué no jugar afuera en el invierno?

Los niños no necesitan abrigarse demasiado para mantener el calor, basta con encontrar algún amigo, una pelota y ponerse en movimiento. El que sí pasa frío es el adulto a cargo del paseo.

Tal vez la peor estrategia para el que los cuida es pretender pasar la tarde sentado tiritando en asiento. Más fácil y saludable unirse al juego. Planear la actividad antes, incorporarla como parte de la rutina de ejercicios ayudan a motivarse: una cuerda de saltar, una plaza con máquinas de ejercicios, aprovechar de llevar al perro, jardinear, todas son actividades no sólo recomendadas para evitar convertirse en cubo helado, también han comprobado ser excelentes herramientas para alejar el estrés, la depresión, mejorar la concentración, incluso la creatividad.

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El frío no enferma

El encierro, el exceso de pantallas (televisión, teléfono, tablet…) y la falta de luz natural sí los pueden enfermar.

La clave es organizar bien los horarios para no mandar el último correo y darse cuenta que ya casi oscureció… Dar vuelta la rutina de verano funciona bastante bien, sacar a los niños –y no tan niños- afuera justo cuando vuelven del colegio y a las 6, cuando ya empieza a oscurecer, entrar a revisar tareas y terminar trabajos pendientes. ¡No olvidarse de dejar los teléfonos en la casa!

*La foto de portada es en Pirque, RM, Chile. La última es en el Río Bío Bío, Región de la Araucanía, Chile. @elciervovolantechile

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