Juegos de ruta y consejos de trekking con niños

PARA LOS NIÑOS TODO ES JUEGO, Y CUANDO LA CAMINATA ES ENTRETENIDA AVANZAN KILÓMETROS SIN DARSE CUENTA. ¿CÓMO LOGRAMOS MANTENERLOS DISTRAÍDOS POR HORAS? ACÁ NUESTRA SELECCIÓN DE JUEGOS DE RUTA Y UN PAR DE CONSEJOS CLAVE PARA UN PASEO FELIZ:

  • La pinta: El favorito por lejos. La clave es que no se anuncia, uno del grupo empieza espontáneamente y toca al del lado diciendo “pinta” y arranca. Todos empezamos a correr automáticamente. Es el juego perfecto para caminos más anchos, planos o bajadas largas. Se avanza muchísimo y nos reímos lo mismo.

  • Completa el cuento: pueden guiarlo niños o adultos. Una persona lleva el hilo de un cuento, puede ser basado en alguna historia conocida. Y le pide a los demás que completen. Avanza la historia y en ciertos momentos le pide a la audiencia que complete la frase. Por ejemplo: “entonces Pepito decidió…”, “en su mochila llevaba…”, “le pidió ayuda a su mejor amigo que era…”, “tenía escondido bajo su cama….”. Para llorar de la risa. Asegurado para subir un cerro completo con un grupo de niños chicos.

  • “Qué animal estoy pensando”: por turnos hacen preguntas a una persona que está pensando en un animal. Sólo se puede responder “sí” o “no”. El que adivina continúa el juego.

  • “En quién estoy pensando”: es una variable del juego de adivinar el animal, pero usando personas que conozcan todos los del grupo. Algo más sofisticado, pero también más gracioso.

  • Mundos imaginarios: se dio por casualidad y funcionó. Mi hija de 5 años estaba desanimándose cuando vimos un rincón encantador, acogedor, con helechos y musgos. Comenzamos a imaginar una pequeña aldea donde podría vivir su juguete favorito, unas pequeñas familias de animales. Caminamos más de una hora describiendo quiénes vivirían ahí, qué hacían, qué no, si los niños iban al colegio o no, qué comían y una infinidad de detalles graciosos. Ahora quiere repetirlo cada vez que se cansa en un paseo.

  • Hacer planes: los adultos a veces olvidamos soñar. Imaginar proyectos en familia, soñar en chico, soñar en grande. Hablar caminando a veces es más fácil para los jóvenes porque no se ven las caras, se sienten más protegidos. Y se abren más. Descubrir talentos ocultos, aspiraciones futuras y sueños combina muy bien con una caminata larga.

  • Veo, veo: “¿Qué ves?” el clásico juego de describir algo que está a la vista. Le hacen preguntas al que la lleva. Sólo puede responder “sí” o “no”. El que adivina continúa el juego.

  •  ¿Cómo se llama? Cada árbol, cada insecto, cada tipo de roca tiene un nombre. Intentar recordarlos distrae y enseña. Hay muy buenas guías de campo para reconocer flora y fauna. También hay aplicaciones. Y nombres graciosísimos que no olvidarán (como las aves pertenecientes a la familia de los Tapaculo… es en serio).

  •   Conversar: de cualquier cosa. Preguntar de todo a todos.

  •  Cantar:  los más chicos disfrutan repetir canciones que conocen de memoria. A los adolescentes un desafío de guerra de hip hop (que no se llama así, le dicen improvisación o batalla de gallos? Me pierdo) les hace muy bien.

  • Ojos bien abiertos: más que un juego, es una actitud. Ir atentos a las sorpresas del camino ayuda a pasar el tiempo más rápido y regala sorpresas inesperadas (como un pájaro que encontramos muerto, colgando boca abajo en una rama… Lo vimos hace años y todavía nos reímos haciendo conjeturas sobre su causa de muerte).

  •  Quién pasó por aquí: huellas, agujeros en troncos, cacas, regurgites de lechuza (en serio. Parecen excrementos pero son restos no digeridos como huesos o pelos de su última comida), raspaduras en el suelo… todo sirve para adivinar qué animal ha pasado por el sendero. Al principio son sólo suposiciones (soñar es la otra mitad del juego) pero a medida que crecen los niños se va haciendo más científico y realista

 

¿Cómo planificar un trekking con niños?

Que la experiencia sea positiva es lo único que importa cuando salimos con los más chicos, sólo así van a querer volver. Para asegurarlo hay un par de pasos mínimos que debiésemos seguir antes de salir de la casa con niños:

  • Poner un tema, un objetivo: vamos a… puede ser buscar hongos o insectos, conocer un río, ver llover y mojarnos un poco, dormir siesta a la sombra de un quillay, llegar hasta la punta de un cerro. Lo importante es que haya un foco pensado para toda la familia y que el grupo se organice para lograrlo. Si no resulta, no importa. Pero hay que tener un tema, un objetivo en torno al cual se organiza el paseo.

  • Planear con anticipación: revisar el pronóstico del tiempo, las condiciones del lugar donde queremos ir y sus reglas. ¿Permiten perros? ,¿Hay mesones de picnic?, ¿Hay baño?, ¿Hay que comprar entradas con anticipación?, ¿Hay almacén o kiosko por si olvidamos algo?,¿Cuál es el horario? Un traspié en la logística atrasa todo y los niños tienden a desanimarse.

  • Tener en cuenta las pautas mínimas de seguridad: llevar un teléfono cargado, avisarle a alguien a dónde vamos y cuándo pensamos volver, llevar comida y abrigo extra, dinero en efectivo y tarjeta Bip cargada o estanque del auto lleno. Cuando los adultos pueden relajarse se traspasa también a los niños esa energía positiva.

 

¿Cuánto puede caminar mi hijo?

Depende del día, la personalidad y el grupo. Según mi experiencia me atrevo a decir que como mínimo es así:

  • 0 a 3 años: se puede hacer una caminata de entre 2 y 5 km más bien planos, que debería tomar unas dos horas con descansos. Necesitan brazos o mochila porta bebé. Hay que ir despacio, permitirles caminar, que recojan cosas y enseñarles a avanzar siguiendo el sendero.

  • 3 a 5 años: caminan sin problemas hasta 5 a 8 km con algo de pendiente, en dos o tres horas. Es la edad de descubrimiento del entorno. Todo lo que los rodea es mágico. Ir mostrándole tesoros de la naturaleza, recolectando cosas pequeñas, los mantiene motivados.

  • 5 a 8 años: 5 a 10 km, entre dos y cinco horas caminan sin problemas. Es una edad muy variable en rendimientos, se nota mucho la diferencia entre niños acostumbrados a caminar y niños que recién empiezan. Hay que ir de a poco. El juego es clave: canciones, adivinanzas. A esta edad ya no se maravillan con cualquier cosa, es necesario incluir algo más de información científica para entusiasmarlos (una app, una guía, una lupa ayudan mucho).

  • 8 a 12 años: 10 a 15 km, hasta 8 horas de caminata. Conversando y con amigos. A esta edad ya quieren tomar sus propias decisiones, muchas veces dirán que no quieren ir. Incluir amigos es una manera positiva de animarlos. También haciendo más concreto el objetivo del paseo, por ejemplo, ir a buscar un ave específica, ver cuánta agua trae el río, o entusiasmarlos con un picnic atractivo y una actividad de su elección al volver a la casa.

 

Trekking con niños Lagunas Gemelas, Reserva Costera Valdiviana